Esta es una entrada que tendría que haberse publicado hace tiempo, pero he tenido algún problema con Blogger y se ha retrasado la publicación. Ahí va.
Bien, siendo directos, no me ha gustado este libro. Supongo que hay que argumentarlo, pero mejor cuento de qué va, y así os hacéis una idea.
Kandinsky está en una época en la que la pintura está muy viva, los que no son impresionistas, son futuristas, o minimalistas o lo que sea. Entonces llega Kandy y decide cuál es la que mola y cuál es la que no. Y encima se esfuerza en argumentarlo, y me he visto leyendo parrafadas sobre cosas como que el color rojo se sale, y el azul se mete (con mis palabras). Y no es que se lo niegue, pero vamos, que lo trata como si hubiera descubierto la pólvora y, además, amenazara con usarla para quemar toda muestra de arte que a él no le gusta. Hace una metáfora del arte con un triángulo dividido en secciones desiguales. La situada arriba es la que pertenece a los artistas que ven algo espiritual en el arte, y las secciones de abajo engloban a los artistas materialistas. Supongo que él creerá que su arte está en el de arriba.
En resumen, se aprende poco en proporción a todo el rollete que suelta, y por supuesto, he denotado cierta prepotencia en toda su cháchara que no me ha ayudado a apreciarle como persona.
Y encima esto
Jajajaja, me encanta tu forma de decir las cosas jajaja
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