jueves, 7 de noviembre de 2013

PABLO APRENDE A CAMINAR CAMINANDO

El lunes y el martes 4 y 5 respectivamente se desarrolló en la Trasera un taller (workshop, ya know) sobre performance. Se llamaba A caminar se aprende caminando. Pues se puede decir que como poco fueron coherentes con el título. No soltaron mucha chapa sobre qué es y teorías acerca del tema. Nombraron a algunos artistas precursores, algunas acciones notables y sobretodo contaron sus experiencias con chavales de instituto en talleres sobre lo mismo. Todo muy ceñido a la experiencia. Muy bien. Me gustó a pesar de mi rechazo a la mayoría de performances que veo. No es que esté predispuesto negativamente hacia la performance de manera automática, pero sí que es verdad que la mayoría de performances me provocan un enconado rechazo. Me tocan mazo las bolas. Sobre todo el tipo ese que empujaba un cacho de hielo hasta que se deshizo. No saberme su nombre es parte de mi desprecio. Y, aprovecho aquí y ahora, porque este no salió en A caminar se aprende caminando, para declarar mi también desprecio al arte Gregor Schneider y todo lo que le circunda. Que también debería incluir en "todo lo que le circunda" a ese público anulado que se traga y se excita con su típico y patético discurso y que en el fondo es el que le ha hecho llegar a donde ha llegado. Pero es que algunos de mis compañeros de clase son de esta condición y... ¡os quiero, dadme un "like" al post!
Concluyo agradeciendo a Christian y al otro por el curso y a Lila por llevarnos. Respect.

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