domingo, 20 de octubre de 2013

Pablo va a la Monte Young (exposición temporal en el Reina Sofía)

De nuevo con la clase de Proyectos movimos nuestro culo (no lo he contado pero el primer día de clase dimos una caminata larga laarga, me dolían las rodillas al terminar y no sabía dónde estábamos)(en Parla?)(en Aranjuez?). Fuimos al Reina Sofía con la intención de ver una exposición que tienen ahora sobre este año tan maravilloso para la innovación artística que fue 1961, para que tomáramos cinco fotos que tuvieran relación con nuestro proyecto. Y a parte de las fotos, caray, que la exposición en sí nos ayudara a matizar nuestro discurso. ¿No?. Sí.
Nada más empezar hay un texto que te explica de qué va el asunto. Como ya me ha pasado otras veces, lo que leo, me imagino, y luego veo una vez que entro son cosas nada parecidas. Pero nada más entrar me dí cuenta de que iba a ser una de estas exposiciones en las que lees mucho y ves poco.
Había una recopilación de cosas hechas por ciertos artistas clave que estuvieron en mayor o menor medida física o temporalmente conectados. No me gustó casi nada de lo que ví. Todo el discurso centrado en lo mucho que innovaron y exploraron los nuevos campos que la nosequé iba nosecuantos. El blablablá se les daba muy bien, pero de ahí a la práctica se les fueron las fuerzas. Me fijé que la mayoría de los escritos tenían una fecha que precedía a la producción artística.

Había también algunas instalaciones que servían para performances. Una rampa de madera tenía varias cuerdas colgadas, venían un par de personas y se ponían durante un rato a pasarse de una lado al otro. O una cuerda colgando del techo y un tipo se encaramaba ahí y se quedaba un rato contemplando.
También había una puerta que daba a un pasillo que se iba estrechando cada vez más. Y la llamada "Escultura vertical" de Robert Morris. ¡Gracias, oh gran Morris, por haber bendecido a nuestra civilización con esta gran muestra de ingenio, virtuosa imaginación, dedicación, ejecución! Amigos, no os voy a poner una foto de esa escultura. Simplemente imaginaos una columna, un prisma rectangular de color gris, puesto verticalmente.
Sí, estaréis pensando que qué fácil es ridiculizar ese tipo de manifestaciones artísticas, llevándolas al absurdo de una manera tan superficial. Tú en tu casa, en tu ordenador, en el siglo XXI, con todo dado, y esa gente abriendo caminos, explorando los límites del arte, el lenguaje, la imagen, el oh, el Ah!, ¡Caramba! ¡Sublime! ¡Yo! ¿Ello? ¿Superyo? ¿Superyoko ono?
Si partimos del discurso pretencioso que tenía ya de por sí ese grupo de artistas y le sumamos la montaña de objetos absurdos que hicieron y que han amontonado entre las paredes del Reina Sofía, los dedos se me escapan y sólo quieren teclear la M, la I, la E, la R, la D y la A. Y el "Mayús+1".
Tampoco me gustaron las piezas musicales que componían. No sé, todo una mierda. Y joder, que era 1961, decir que "hay que entender la época y el contexto" no sirve de escudo. Estamos hablando del año en el que se fundaron los Beach Boys.
Otra cosa que no me gustó, pero esto supongo que es parte de quien monta la exposición, es que haya tanto blablablá genérico, y luego, por ejemplo, no expliquen en qué se basaban para llamar a una pintura "Pintura aleatoria". Sobre todo a unos que hablaban de abstracción matemática. Me emocioné (cuando lo leí) porque mi proyecto en principio va de eso. Pero luego vi lo que habían hecho y me quedé como estaba. O porque era una mierda o porque faltaba un poco de explicación.
No quiero aburrir con más charla unilateral sin antítesis, que es muy onanista y muy fácil, y para eso ya está el porno. Adiós

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